El fantastico e iridiscente caleidoscopio mundo

El fantastico e iridiscente caleidoscopio mundo

Dejar que colores, formas, líneas y geometrías nos cuenten el fantástico e iridiscente caleidoscopio mundo.

“Un viajero sin observación es un pájaro sin alas” escribió Moslih Eddin Saadi, hace casi mil años. Estoy profundamente de acuerdo. Los detalles hablan directamente al corazón y suscitan emociones profundase indescriptibles con las palabras. El contraste entre una cornisa blanca y una rugosa pared azul cuya tonalidad toma el nombre del artista francés expatriado en Marruecos Jacques Majorelle. Las suaves líneas y delicadas sombras del pie de una estatua de Cristo situada a pocos metros de la que fue la primera casa cubana de Che Guevara, en los albores de la revolución cubana de enero de 1959. Marruecos es un irregular y descascarillado muro bajo un tejado con azotea de la medina de Marrakech donde perderse observando el azul infinito y puro del cielo de marzo, saboreando un dulce y aromático té a la menta. El cielo no deja nunca de sorprender como cuando reflejándose en una tranquila laguna portuguesa confunde y desorienta con un juego de espejos espectacular. Viajar es descubrir la forma del mundo, formas naturales como el retículo geométrico que recorre el llano desierto de sal de Uyuni o fruto del ingenio humano como los suaves y majestuosos muros incas que han resistido a la violencia destructiva de los colonizadores y testimonian la inteligencia de un pueblo orgulloso e indomable. Los detalles del tejido nos hablan de las culturas de pueblos lejanos pero unidos por las líneas y variedades de colores vivaces y vitales: los cálidos tejidos marroquíes expuestos en la medina de Fez, las alegres fantasías de las telas de algodón guatemalteco y las brillantes tiras decoradas con animales dorados que cuelgan en Tailandia para festejar el fin de año chino. Las líneas rectas transmiten movimiento, tanto las rojas líneas verticales de los pilares del Golden Gate que sostienen un cielo gris y plomizo, o bien, las amarillas líneas del brillante costado de un tren peruano que lleva a los viajeros a descubrir la mítica ciudadela inca de Machu Pichu. Los detalles de un colorido mosaico fruto de la paciencia y habilidad tailandesa reclama las frescas armonías de un delicado mosaico de flores apoyadas en el agua para componer un mandala, que representa el universo. Usar la finura y futilidad de las flores cortadas que marchitarán en pocas horas para representar el infinito universo, una de las muchas y fascinantes contradicciones indias. Las ciudades son a menudo verdaderas selvas urbanas pero con frecuencia encierran motivos geométricos si las observamos con los ojos de quien quiere descubrir y dejarse encantar, como me ha sucedido por ejemplo con el Hawa Mahal, el palacio de la brisa, construido en la calle principal de Jaipur para permitir a las mujeres de la casa reinante ver desfiles militares y controlar la vida cotidiana de la ciudad sin ser vistas. Un palacio espléndido también como marco del cielo donde la luna comienza a aparecer. También en ciudades como Amman o San Francisco nacen detalles armoniosos y formas geométricas inesperadas: coloridas las casas de la ciudad californiana, blanco roto o rosado las de la capital jordana, oasis de paz y seguridad en el tormentoso y bélico medio Oriente. Omar Khayyam, un científico persa del siglo XII escribió que  “ La vida es un viaje, viajar es vivir dos veces” pero durante este viaje alrededor del mundo he debido a menudo ajustar cuentas con la muerte: tanto la de antiguos reyes nabateos cuyas tumbas fueron excavadas hace más de 2000 años en la roca rosa de la ciudad de Petra, como la de los reinantes Khmer, sepultados hace 1000 años en monumentales tumbas y cuya memoria es fiada  a elaboradas incisiones en la piedra indiferentes al transcurso del tiempo. Finalmente, el detalle de un árbol camboyano testimonia la muerte de miles de niños golpeados contra su corteza por la locura de los khmer rojos cegados por la ideología comunista híper radical prometida por el líder camboyano Pol Pot entre 1975 y 1978. Descubre las imágenes en la página Diario de Viaje.

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